Por Carolina Zangoni
En los últimos años no sólo creció exponencialmente la población, sino que se ha consumido significativamente más. Las sociedades se obsesionaron con el crecimiento económico. Esto implicó un aumento en la cantidad de recursos extraídos de la Tierra para ser transformados en productos y, finalmente, desechados.
En los últimos años no sólo creció exponencialmente la población, sino que se ha consumido significativamente más. Las sociedades se obsesionaron con el crecimiento económico. Esto implicó un aumento en la cantidad de recursos extraídos de la Tierra para ser transformados en productos y, finalmente, desechados.
"Con la generación actual de volúmenes mundiales de bienes y servicios ya estamos produciendo más de cinco veces el nivel de emisiones de CO2 que necesitamos reducir hacia 2050 para evitar el caos climático total (…) Si no redirigimos nuestros sistemas de extracción y producción, sino cambiamos el modo en que distribuimos, consumimos y desechamos nuestras cosas –el modelo que consiste en sacar-fabricar-tirar-, la economía tal como es matará al planeta.", escribe la ecologista Annie Lennord en La historia de las cosas.
Una de las posibles soluciones frente a este problema, pareciera ser el "consumo sustentable" que, según la ONU, "significa que las necesidades de bienes y servicios de las generaciones presentes y futuras se satisfacen de modo tal que pueden sustentarse desde el punto de vista económico, social y ambiental".
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