
“Palermo no es Holywood”, anuncia un pintoresco cartel que se alza frente a un stand de ropa confeccionada con telas producidas por pueblos originarios. A pocos metros, Yanina (32) busca su próximo abrigo en un local de camperas en liquidación de invierno hechas en una fábrica recuperada. Por su parte, Alberto (48) no se decide entre una variedad de cervezas artesanales, en un local donde también venden vinos caseros. Son solo algunas de las postales que pueden observarse en el Mercado de Economía Solidaria Bondpland, que se encuentra en un antiguo edificio de 600 metros cuadrados en el corazón de Palermo, y que es considerado una de las ventanas de la economía solidaria en la Ciudad de Buenos Aires.
En Argentina al igual que en buena parte del mundo, las prendas de las marcas importantes que encontramos en los principales locales de indumentaria son en buena medida producidas por una industria que encadena a sus trabajadores.
El trabajo esclavo en la industria textil es una realidad que afecta a millones de trabajadores en el mundo y a miles en Argentina. “Hoy en día todavía existen más de 2.000 talleres clandestinos en el país”, asegura Eduardo, responsable del local de venta que La Alameda tiene en mercado Bonpland.
La Alameda es una cooperativa productora de indumentaria que elabora prendas de calidad libre de trabajo infantil y esclavo en toda su cadena de producción, y que además no cobrar un precio excesivo al consumidor. Asimismo, rescata a trabajadores de todas las edades que han caído en las redes de talleres ilegales y les ofrece trabajo digno.
Justo enfrente del local de La Alameda, se encuentra el puesto de la Cooperativa de Trabajo Lacar, manejada por sus propios trabajadores, que producen, administran y venden ropa.
Camperas Lacar fue una tradicional fábrica argentina con más de 60 locales en todo el país, que tras presentar quiebra en septiembre de 2011 apuntó -según detallaron ex empleados- al vaciamiento de la empresa y de todos sus locales, y amenazó con dejar sin empleo a sus trabajadores, sin pagarles lo que les correspondía.
“En ese momento no sabíamos que hacer. No teníamos respuesta ni de la patronal, ni de los sindicatos. Afortunadamente recibimos la ayuda desinteresada de La Alameda y de Fábricas Recuperadas, que nos asesoraron respecto de nuestro derecho de continuidad laboral (Ley de Quiebras)”, señaló Silvio, que fue empleado de Camperas Lacar por más de 12 años y hoy es uno de los 32 trabajadores que gestionan la cooperativa.
“Es una gran responsabilidad pero también un enorme placer ser parte de esta cooperativa. Somos todos compañeros y la lucha es pareja para todos”, resaltó Silvio, que además tiene a cargo el puesto de venta de la marca en Bonpland.
El tercer local de indumentaria que se encuentra en este espacio solidario es Soncko, un emprendimiento familiar asociativo que se encarga de diseñar, confeccionar y vender productos artesanales con materia prima que compran directamente a los pueblos originarios del norte del país.
“Se trata de un mercado gestionado institucionalmente para la economía social. Es mucho más que un medio de comercialización. Mediante la relación directa entre el productor y el consumidor, se busca cambiar los hábitos de consumo instaurados por la economía tradicional”, asegura Rosa, encargada del local Soncko, quien además afirmó: “aquí producimos cultura y generamos una identidad con nuestra tierra”.
Para visitar el Mercado de Economía Solidaria Bonpland, se pueden acercar a la calle Bonpland 1660 (esq. Gorriti y Honduras), los días martes, viernes y sábados, de 10 a 20 horas.